lunes, 7 de mayo de 2012

DE LA MONTAÑA AL MAR


El día amaneció bastante bueno, así que decidimos hacer una escapada en moto, tras ponernos de acuerdo con Pepe, Fran y Pablo. Hoy sería una ruta diferente, ya que nos acompañaban Isabel y Mª Paz, que no suelen atreverse a venir con nosotros.
Salimos del Bubbles tras tomar un café y nos dirigimos rumbo a Camarmeña. Rodamos sin parar pasando Arriondas, Cangas de Onís,  Arenas de Cabrales y desde aquí cogimos el desvío que lleva a Sotres pasando por  Poncebos, donde empieza la ruta del Cares, con sus aguas cristalinas y su color verde esmeralda.


Justo a la entrada del pueblo, destaca la presa de Electra del Viesgo, y junto a ella sale el camino que nos llevará a Camarmeña. Este pueblo está a 426 m., levantado en plena ladera de la montaña, con casas de piedra y en él se encuentra uno de los más accesibles y bonitos miradores sobre el Pico Urriellu o Naranjo de Bulnes.




Después de disfrutar de una primera imagen del coloso, nos dirigimos al bar La Fuentina donde degustamos una estupenda fabada, cabrito asado y de postre tarta de queso unos y un buen queso de Cabrales otros. Desde aquí hay una vista espectacular del Urriellu.







Tras la comida, subimos a pié hasta el mirador. El mirador de Camarmeña está alineado con la Canal del tejo, por donde discurre la senda que sube a Bulnes y que han utilizado los vecinos para comunicarse con el exterior, hasta la apertura del funicular.


Al fondo pueden contemplarse unas magníficas vistas del Macizo Central y en especial del espectacular Picu Urriellu, el coloso que en 1904 coronaron por primera vez de forma oficial, Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós, marqués de Villaviciosa y Gregorio Pérez “El Cainejo”, un montañero local que escaló hasta la cima descalzo. Un vigilante de 2519 m. que saluda todas las mañanas a los habitantes de la zona.







El mirador fué construido por el grupo de Montañeros Asturianos, y en él se conservan grabadas las primeras páginas de la historia del montañismo en los Picos de Europa, dedicatorias al célebre Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes y a sus conquistadores.





Desde aquí, unos seguimos caminando, pasando la casa del Jorcadín, para ver más imágenes del coloso y otros volvieron junto al bar, cerca de la bonita Capilla de San Pedro, para reposar la comida. Se veía muy bien la Estación del funicular de Bulnes y la carretera de subida a Sotres. Cuando bajamos nos encontramos con un “compañero” nuevo que no quería dejarnos por si teníamos algo de pan…








Tras disfrutar del Urriellu, pusimos rumbo hacia Llames de Pría, a ver si podíamos ver  los bufones. Los bufones son grietas y chimeneas abiertas en la roca del acantilado, conectadas con simas marinas por las que las olas del mar empujan el agua con gran fuerza, formando en la superficie surtidores de agua pulverizada visibles desde el exterior y que pueden alcanzar más de veinte metros de altura, parecidos a un geyser.




Cuando hay marea alta y el mar está bravo, un gran volumen de agua empujado por las olas entra con gran fuerza por la parte inferior del bufón, y sube por el estrecho canal provocando un silbido o bufido característico que es el que da nombre a la formación.




Una vez pasada la preciosa playa de Guadamía, nos dirigimos hacia los acantilados para disfrutar del paisaje y escuchar el “Bramadoiro”, que hoy sonaba suave puesto que el mar estaba tranquilo y por tanto no había bufones.

Isabel, Mª Paz y María, bajaron hasta la playa de Guadamía, donde desemboca el río del mismo nombre,y que sirve de frontera entre Llanes y Ribadesella. Al estar la marea baja, pudieron disfrutar de un paseo por la arena.








Desde aquí nos fuimos hacia Ribadesella para terminar la jornada tomando una cervecita frente al paseo marítimo, para volver después a casa…




Fue una buena jornada en muy grata compañía.

Aquí dejo el enlace con una selección del resto de las fotos:

https://picasaweb.google.com/carbayu1/CAMARMENAPICASA?authuser=0&feat=directlink